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[Once meses sin aportar nada es demasiada vaguería. Quizá lo dejé porque lo que leo no suele estar en las mesas de novedades. ¿Qué importa?, me he dicho esta mañana. Esto es algo íntimo. Todo lo más, para curiosos].

lunes, 4 de abril de 2011

día 1975. Diez relatos de Giovanni Papini


No conviene dejar solo a Borges en la defensa de este escritor: «Si alguien en este siglo es equiparable al egipcio Proteo, ese alguien es Giovanni Papini, que alguna vez firmara Gian Falco, historiador de la literatura y poeta, pragmatista y romántico, ateo y después teólogo». Su acercamiento al fascismo, que le premió con un puesto en la Universidad de Bolonia en 1935, cuando en realidad su titulación era la de maestro de primaria, así como su conversión al catolicismo, después de haber sido escéptico y ateo, facilitaron que su nombre me sonara de niño: o en el Colegio, por medio de algún cura, o en mi casa, vía materna pasando por confesionario, me lo dieron a conocer. Que no a leer. Esa “apropiación” por parte de la derecha católica, que le dio la fama, seguramente fue el motivo de su “desaparición” posterior.

Sus últimos años de católico, sin embargo, los pasó sumido en la melancolía (lo que ahora llamamos “depresión”) y de esa época son estos relatos, algunos de ellos citados entre sus mejores obras: un hombre acabado que se interrogaba sobre el “yo” (y el suicidio o la desaparición). Lo hizo dentro de la corriente conocida como “género fantástico”, aunque pertenecería más bien al “relato filosófico”. Ya en el primero de ellos, se burla del “goticismo” romántico a la antigua. Y lo hizo, como he descubierto al leer los relatos, con una gran inteligencia literaria.

En contracubierta, Borges escribe: «Sospecho que Papini ha sido inmerecidamente olvidado. Los cuentos de este libro proceden de una fecha en que el hombre se reclinaba en su melancolía y sus crepúsculos,». 10 son los relatos de este libro, aunque me referiré solo a algunos.

Relato 1: Dos imágenes en un estanque. De él, escribe Borges en la Introducción: «”Due immagini in una vasca” renueva la leyenda del doble, que para los hebreos significa el encuentro con Dios y para los escoceses la cercanía de la muerte. Ninguno de estos caminos es el que Papini siguió; prefirió vincularlo a lo constante y a lo mutable del yo de Heráclito. La presencia del agua muerta y el antiguo y abandonado jardín cubierto de hojas secas crean un tercer personajes, que gravita sobre los otros dos, que siendo dos son uno». Un hombre ya mayor vuelve a la ciudad casi muerta en la que estudió de joven. Regresa a la misma casa, con jardín abandonado y encuentra en él a un joven en el que no tarda en reconocerse a sí mismo. Su “yo” de entonces ha seguido viviendo allí, fuera del tiempo pero no del espacio de su juventud de estudiante. Ese “yo”, cuyo tiempo quedó limitado el día en el que el personaje abandonó la ciudad, quiere ser rescatado por el “yo” actual, que se lo lleve con él para vivir otros tiempos y lugares. En cuanto al “estilo”, copio el primer párrafo del cuento.


¿Sólo para volver a ver mi rostro en un estanque muerto, lleno de hojas muertas, en un jardín estéril, me detuve después de tanto tiempo en la pequeña capital? Cuando me aproximaba a ella no pensaba tener otro motivo que este.
Regresando del mar y de las grandes ciudades de la costa, sentía el deseo de las cosas ocultas, de las calles estrechas, de los muros silenciosos y un poco ennegrecidos por las lluvias. Estaba seguro de hallar todo eso en la pequeña capital, en la ciudad donde había estudiado durante cinco años, con maestros de clásicas barbas, las ciencias más germánicas y más fantásticas.
Relato 2: Historia completamente absurda. He elegido este cuento consecutivo porque no estoy totalmente de acuerdo con lo que escribe Borges: «Storia completamente assurda es desleal a su título; un hombre que asombrosamente recupera todo lo que deberíamos olvidar para seguir viviendo correría la suerte de su héroe».

Y no esto en desacuerdo porque lo que dice sea falso, sino porque omite la estrecha relación con el cuento anterior. Un escritor nos cuenta que está escribiendo “con irritación” las páginas más falsas de sus memorias cuando recibe una visita. Es de un joven que le visita con un libro que ha escrito y quiere saber si esa obra a la que tanto ha dedicado merece ser publicada. Que si el escritor no lo considera así. La obra contiene la vida entera, con todos los pequeños y puercos detalles, de la vida del escritor. Por eso creo que lo esencial del relato es la presencia de un “yo” olvidado que toma nota de todo lo que pensamos, decimos y hacemos. Y como en el relato anterior, el conocimiento de los “yoes” distintos crea uno de los conflictos más graves que le puede suceder a una persona. (No olvidemos que cuando escribe estos cuentos, Papini, que había sido fogoso periodista y escritor, ateo y procientífico, vive refugiado y atormentado, tras su conversión, en un monasterio. Copio el primer y el último párrafo.

Hace ya cuatro días, mientras me hallaba escribiendo con una ligera irritación algunas de las páginas más falsas de mis memorias, oí golpear levemente la puerta pero no me levanté ni respondí. Los golpes eran demasiado débiles y no me gusta tratar con tímidos.
[...]
Un amigo me ha traído flores y le dije que podía esperar para ponerlas sobre mi tumba. Me pareció que sonreía, pero los hombres sonríen siempre cuando no comprenden nada.
Relato 7: ¿Quién eres? Creo que con este tercer relato se completa una explicación clara del total del libro. De él dice Borges: «”Chi sei?” refiere el descubrimiento atroz de que no somos nadie, fuera de nuestras circunstancias y de la certidumbre ilusoria que nos dan los otros, que también son nadie».

Este otro análisis del “yo”, de ese “yo” que se tambaleaba refugiado en un convento, probablemente es el que más me ha impactado. Un hombre deja de recibir cada mañana su voluminoso correo. Sale a la calle, va a ver a sus amigos del café y nadie lo reconoce. Solo él sabe que es él. La angustia de no ser reconocido va en aumento y propicia una serie de preguntas. Este relato, escrito a mediados del siglo XX, me parece expresar una duda cada vez más frecuente en el hombre de hoy. Los 4 extractos que copio lo explican todo perfectamente.

Yo no existía más para los hombres. Estaba solo y maldito. Yo era el mismo, pero todos los demás habían cambiado respecto a mí. Estaba solo, pero no sobre una isla o una balsa, como un Robinson o un náufrago, con la esperanza de la salvación o la visión del regreso, sino solo en medio de una gran ciudad, solo en medio de una multitud, solo en el centro de los hombres que me rechazaban, me negaban, me expulsaban de sus vidas.
[...]
¿Quién eres?, me pregunté finalmente, y apenas sentí la gravedad y la grandeza de esta pregunta el resto desapareció. No recordé ni los insultos ni las carcajadas ni el abandono de los otros. Separado de ellos, me enfrenté conmigo mismo y quise olvidar todo lo que la costumbre y la opinión ajena habían hecho de mi alma. Había vivido hasta entonces de una cierta manera porque los otros me habían guiado o aconsejado, porque se habían formado ciertas ideas sobre mí que me desagradaba desmentir, porque me había encontrado en medio de hombres de quienes, sin darme cuenta, había imitado sus gustos y adoptado sus valores. Ahora ellos renegaban de mí y afirmaban no conocerme, mientras yo renegaba de de lo que había en mí de ellos y no quería reconocer como mío lo que ellos me habían impuesto. Y sin miedo, me preguntaba a mí mismo, ¿quién eres?
[...]
Una noche, mientras soñaba con una multitud de ciegos que caminaban por un prado cubierto de espesas hierbas, insensiblemente, la respuesta surgió de improviso.
Yo soy alguien para quien los otros no existen.
[...]
Alguna vez pienso que en el tiempo debe haber desgarrones y que solamente yo he vivido en esos días, como en un internado, sin que los otros lo advirtieran. ¿Pero por qué parecían vivir como viven siempre y como viven todavía hoy? Esa zona de misterio, esa interrupción negra que hay en mi vida tan común me ha perturbado siempre y me perturba todavía más escribiendo este relato.
Giovanni Papini, traducción del italiano de Horacio Armani. 1ª edición de marzo de 1984. Colección La Biblioteca de Babel, editorial Siruela.

3 comentarios:

  1. El propio Borges escribió un relato - 'El Otro' - con el mismo argumento de 'Dos imágenes en un estanque'.

    Fue en tipo curioso, Papini, que bebió en muchas y variadas fuentes, auqneu tal vez la definitiva fue George Berkeley.

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  2. Solo por tus sabias aportaciones, T, encuentro ya una compensación a esta autodisciplina mía.

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  3. Es un placer leerte, NáN. Aprendo mucho.

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